Tres piezas

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Las fachadas de los moteles siempre han sido un conglomerado de mustia mierda y capa sobre capa de pintura, pero esta en concreto te traería un recuerdo que quizás no sepas ubicar. En la habitación 2B, la única ocupada, se oía un grifo de agua abierto. Una chica intentaba encontrarse en su reflejo mientras las gotas se precipitan desde su nariz hasta que pareció volver en sí.

Se espolvoreó la farlopa en los pezones para evadirlos del frío que seguro que haría fuera, se puso los pantalones y cogió lo poco que necesitaba: la guitarra, las gafas de sol, el tabaco y el pintalabios. Mordiendo un cigarro y manchándolo de carmín, arrastró los pies por la moqueta hasta la puerta y la abrió de un tirón despreocupado.

La nube de humo de la primera calada se despistó con la corriente de la puerta y la chica tardó un momento en darse cuenta que había alguien casi en el umbral. Vestía con elegancia, un traje negro de tres piezas y una corbata roja. Tenía las manos en los bolsillos y por su expresión parecía que llevaba un rato esperando, aunque al verla sonrío de manera lupina.

Ella simplemente lo miró esperando que se apartara o que le dijera qué vendía para decirle que se fuera a la mierda, pero él únicamente mantuvo la sonrisa y las manos a buen recaudo. Ante el silencio perenne, Lilith hizo amago de abandonar la habitación pero él soltó una risa, que se asemejó a un ladrido, antes de hablar.

— ¿Dónde vas?

—Que te follen.

—No eres mi tipo.

—Mi guitarra encuentra muy atractivo tu culo— dijo Lilith llevándosela a la espalda y mostrando el mástil.

—Sé que ha sido un mal día.

—Será nuestro mal día sino me dejas pasar.

—No lo entiendes, he venido a por ti.

Lilith cambió el peso de pie y mantuvo la advertencia del mástil enamoradizo. El tipo elegante se lo tomó como una invitación a que le escucharía, pero volvió a su silencio eterno y mirada incómoda.

—A ver, imbécil, — remarcó la chica— tengo una prisa de mil demonios.

—Creo que lo que te va a sobrar a partir de ahora es tiempo.

El extraño sacó una mano del bolsillo y acarició la mejilla de la chica con unas uñas brillantes y afiladas que le arañaron la mejilla. Lilith pudo percibir un ronroneo en las tripas de aquel tipo repeinado y un brillo ígneo en sus ojos que le puso enferma. La chica lanzó la guitarra contra el extraño y esta se estrelló contra la pared del pasillo, sin ni siquiera rozar al señor elegante. Lilith huyó sin mirar atrás y efectivamente, había hecho bien en adormecerse los pezones.

El hombre del traje de tres piezas, entró en la habitación. Todo estaba en penumbras y se palpaba la densidad del aire. Al fondo vio un colchón desnudo en el suelo y tumbado, el cadáver de Adán. Tenía los brazos llenos de pinchazos y aquella loca le había arrancado una costilla. Sonrío al pensar que no tendría que limpiar todo eso, ya se ocuparía el que fue su jefe. El motel “EdN” cerró por reformas un tiempo, aunque nunca volvió a ser lo mismo.

Arte de : Luis NCT

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