Cazador natural

ilu12

El invierno se cernía sobre las cumbres. Toda la quietud que puede haber en la naturaleza, se deslizaba sobre las nubes que atravesaban las montañas mientras amanecía. A la falda, entre dos rocas que se sostenían mutuamente, apareció la cabeza del lobo estepario, un macho expulsado de la manada tras alcanzar la madurez. Su pelaje era gris por la parte del lomo y un blanco puro cuanto más bajaba al vientre. Sus ojos amarillos contemplaron desde su madriguera como se mecían las plantas de duros tallos por la brisa de la mañana, sosteniendo las pequeñas gotas de rocío que pronto se helarían.

El lobo salió de su madriguera para comenzar el día, tenía que encontrar algo de alimento pronto. Recorrió varios kilómetros hasta adentrarse en un bosque tupido, lleno de árboles centenarios y sombras perennes. Bebiendo de un arrollo la oyó, luego la olió y por último la vio: Una niña andaba paseando por el bosque, abrigada con su capa escarlata y una cesta. El lobo se quedó quieto observándola, no temía a los humanos pero tampoco quería asustar a la pequeña, pero la niña tenía mejor vista y estaba más atenta de lo que el lupino esperó. Se quedaron mirando mutuamente durante un instante, la niña rebuscó dentro de su cesta y sacó algo de comer sobre un pañuelo de tela, miró al lobo mientras sonreía y siguió su camino.

El lobo se acercó cauto para probar aquello, y al terminárselo vio que el pañuelo de tela estaba grabado con un nombre, que olía a la madre de la muchacha y que quizá, cuando se diera cuenta, lamentaría haberlo perdido, no tuvo más remedio que correr para alcanzarla.

Llegó a una casa de madera dentro de aquel tupido bosque, lo primero que percibió fue el olor a sangre fresca y fue a comprobar que era colándose por la puerta entreabierta. “¡Qué orejas más grandes tienes, abuelita! ¿Y estos ojos? ¡Qué ojos más grandes tienes abuelita!” decía la niña de la capa escarlata mientras mutilaba a una anciana postrada, rasgando todo lo que iba nombrando para mostrárselo al cadáver. El lobo soltó el pañuelo, encrespó el lomo y gruñó de forma grave. La niña solo pudo ver como aquel animal, todo dientes, se lanzaba sobre su cuello para matarla. Pero no os preocupéis, todos sabemos que al final vino un cazador y acabó con el lobo, la justicia solo es justa a ojos de quien la ejerce.

Arte de: Ren
Puedes ver más en: http://bubblegumofsmoke.tumblr.com/tagged/rentham

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