Una simple hoja

Aferrada a su rama favorita que radica siguiendo a un tronco viejo, craso, marcado con compás por vanas historias de amores sin sentido hasta la raíz más profunda del subsuelo, está escrita de forma rigurosa todo lo que ha sido, y por desgracia lo que será. La simple hoja que atada a sus orígenes frustra sus deseos. Esa es ella, la indefensa color esmeralda que cual columpio va de un lado a otro.

Quiere alzar el vuelo y rodar, pero siempre es demasiado pronto o muy tarde para ella. Por lo tanto no le queda más remedio que conformarse, y contemplar con desmayo los pájaros agujerear las nubes, Sol encapricharse con Luna sin un fiel compromiso, y lo más doloroso, las estrellas; cuando las vislumbra tiene ganas de lanzarse al abismo sin percatarse de todo lo que le rodea, que no deja de ser la vil realidad. Ante tal capricho, renuncia ya sea por no tener el valor suficiente de caer en picado, o por tener el coraje necesario para sobrellevarlo;  egoísmo cero; frustración uno. 

 “Sólo una hoja, una simple hoja” oye retumbando como un eco en su pensamiento. No hay nada que pueda hacer más que cumplir su función. Desconcertada ante su pesar, una lágrima es lanzada al pozo donde yacen los sueños que al carecer de sentido, se disipan. Aspiraciones, expectativas, deseos; palabras que guardan un sentido tan grande que ni siquiera puede pronunciarlas. Solamente el odio, la envidia, el temor, la resignación van acordes en su amplio vocabulario. ¿Qué más se puede pedir que una vida acomodada, un hogar, una utilidad, por qué ansiar más? ¿Quién quiere alzar el vuelo y no mirar atrás? ¿Quién es el atrevido que con suma arrogancia va contra el viento  y contra toda ley de la naturaleza? Podría ser ella, podría dejarlo todo por un presentimiento. ¿Podría? 

Así que harta de autocompadecerse, se aventura, y se balancea. Moviéndose al ritmo de una suave brisa consigue desprenderse de todo lo que una vez fue y ya no es. Empieza a planear con gran elegancia y desdén, mostrando su verdadero yo ante todas sus compañeras y en aquel momento se siente una hoja, una simple hoja con más fuerza que nunca.

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