“Una pesadilla es un ensueño que puede causar una fuerte respuesta emocional, comúnmente miedo o terror, aunque también puede provocar depresión, ansiedad y una profunda tristeza. La pesadilla puede contener situaciones de peligro, malestar o pánico físico o psicológico. Regularmente, las personas que la sufren, se despiertan en un estado de angustia y con imposibilidad de regresar al sueño por un prolongado periodo de tiempo.”
Un charco reflejaba las tenues luces de las esparcidas farolas. En agua enfangada y estancada era el perfecto espejo para aquella apartada parte de la ciudad. Dos personas esperaban a un autobús que jamás pasaría, contemplando los abandonados complejos industriales y el asfalto desgastado y levantado.
Cualquier persona que hubiera contemplado a aquellas dos figuras, no habría entendido a qué esperaban, pero el detalle del cigarro consumiéndose sin remedio… con casi un dedo de ceniza haciendo funambulismo contra la gravedad; o la tensión en sus articulaciones que parecían no moverse ni un centímetro… solo un ojo avezado habría podido saberlo.
Las pesadillas silbaban y gruñían, siseaban y crujían, se arrastraban y chapoteaban. El espanto rozaba a aquellos dos desconocidos como una bandada de hojas putrefactas. Hurgaron en sus recuerdos, en sus traumas y miedos; y se llenaron las fauces de tan elaborados manjares…despachando colateralmente un número de teléfono o el recuerdo de una cara amable. Profundizaron más con sus dedos hambrientos, llegando a la consciencia del ser, donde los pilares de la personalidad habitan y donde los miedos más profundos y deliciosos aguardan. La piedad nunca acompaña a la voracidad y al punzante y eterno apetito y las estatuas humanas solo pudieron apretar más las articulaciones.
El embrujo es mucho más sencillo si se puede utilizar la voz o las manos, pero aquel nido les había caído encima como un monzón inesperado. No podían permitirse el mínimo movimiento o solamente azuzaría a las criaturas a darse más prisa. Hacía tiempo que habían aprendido a bloquear las articulaciones y a controlar la respiración, la sudoración e incluso la dilatación de los ojos o el ritmo cardíaco. Las pesadillas parecían tomárselo con calma, sentándose a la mesa de un festín servido. Lo más importante era ganar tiempo mientras preparaban una forma de escapar de ahí. No hacía falta que se comunicaran entre ellos pues hacía tiempo que su ser había pasado a ser uno y la coordinación no sería un problema.
Con timidez cerraron el primer sello, el leve instante de energía no pareció molestar a sus invitados. Ahora tendrían que ingeniárselas para sustituir la continuación del embrujo por simples Insinuaciones…quizá podían salir de ésta si trabajaban con presteza y no erraban en nada.
Un charco reflejaba las tenues luces de las esparcidas farolas y la ceniza del cigarro cayó sobre él, emborronado la escena. Tuvieron un instante para ver como las pesadillas enloquecieron. Podían controlar cada función de su cuerpo, pero nunca…nunca podrían controlar la gravedad.
La ilustración es de Julia Madrigal
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