La eterna sensación de paz

shecanfly (1)

Teníamos que creer en la paz si queríamos que llegase. Por eso crearon la Esmina y nos la dieron con cada bocanada de aire. Debíamos creer en la paz y sus efectos lo harían posible.

La guerra empezó cuando el aire se volvió irrespirable. Dos grandes corporaciones se hicieron con el control de su limpieza y su distribución. Si contratabas a alguna de ellas podías hacer que tu comunidad respirase, si no lo hacías te quedarías sin oxígeno.

El problema llegó cuando una absorbió a la otra. Se acabó la competencia. Durante el primer quinquenio no hubo problema, los precios se mantuvieron estables y el aire era accesible. A partir de ahí la cosa se torció, el Director Corporativo de AirLim decidió que los precios se incrementarían un cinco por ciento cada año.

Fue una mala decisión, su consejo de administración y su mejor ingeniera, Naoru Urazawa, le repitieron una y otra vez que se estaba equivocando. Todo el mundo necesita aire, no tiene sentido cobrar más. Pero la avaricia es así de idiota.

En sólo tres años un cuatro por ciento de la población ya no podía pagar el aire. En seis años casi mil millones de personas dejaron de poder permitirse respirar. Y todo explotó. Las revueltas crecieron hasta convertirse en grupos organizados y esos grupos crecieron hasta convertirse en un ejército.

La guerra se extendió por todo el planeta como una balsa de aceite. Mucha gente dejaba de solicitar los servicios de AirLim. Los muertos no respiran.

El Director Corporativo tuvo de nuevo una brillante idea. Convocó a Urazawa y le pidió un remedio para acabar con la guerra minimizando el coste para la compañía. Naoru llegó a la conclusión de que para conseguir la paz todo el mundo debe creer en ella.

Así que diseñó la Esmelina, un compuesto químico que al mezclarse con el oxígeno produce dos sensaciones muy diferentes. La primera es una nube de imágenes que emulan la paz, la libertad y el disfrute. Una nube de imágenes que se reproducen de manera subliminal a cada bocanada y que siempre acaban con la imagen de una versión idealizada de la propia Naoru desnuda y una gran paloma blanca. La segunda es un leve estado de euforia.

Si la gente se cree libre, dispone de elementos suficientes de placer y se encuentra en un estado de euforia contenida es mucho más fácil de pacificar.

La guerra terminó hace varios años. La Esmina sigue en el aire. Naoru nos proporciona la eterna sensación de paz que necesitamos.

La increíble ilustración es de Tania Estevez a la que podéis seguir en su Instagram o en su Facebook.

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