Je suis Charlie

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Creo que soy una persona que suele llevar la procesión por dentro, quizá sea ese el principal motivo por el que me gusta escribir. Cuando escribo dejo de ser yo y puedo disfrazarme de personajes y situaciones. Tampoco olvido que soy humano y como tal, la perfección está y estará fuera de mi alcance siempre; pero creo que dispongo de ciertos valores y principios que, aún de forma inconsciente, rigen mis actos. Me arriesgaré y desvelaré uno de los pequeños ladrillos que me componen. La ocasión lo merece.

Creo que las ideas mueven el mundo y que posiblemente sea lo más valioso que tengamos. Humildemente quise, quiero y querré escribir porque quiero aportar mi granito de arena al cambio. Nadie sabe muy bien donde nacen, quimeras de ideas anteriores, optimización de perspectivas…pero hagamos trampas como cualquier religión y preguntémonos ¿De dónde nace la primera idea? Yo creo que nace de la necesidad.

Como personas, necesitamos de la evasión, de la evocación de cosas imposibles, de la sátira y del drama. Creo que ayer vimos algo sumamente escandaloso que no nos puede pasar desapercibido: unos tipos con unas ideas asesinaron a otros tipos con otras ideas. Podemos adentrarnos en el terreno de la relatividad, podemos quitarle hierro al asunto o ponérselo, pero el caso es que unos garabatos han llevado al hoyo a unas cuantas personas, y siendo consciente de que los motivos no serán tan simples, ¿No es estúpido? ¿Acaso seguimos siendo más animales de lo que nos suponemos? ¿Acaso casi cualquier asesinato no son por motivos estúpidos o inventos humanos a los que ahora adoramos? ¿Amor? ¿Dinero? ¿Fronteras? ¿Religión? Por favor, iros a la mierda con vuestros fuegos fatuos.

Creo que todos, incluso los desalmados, desean ser felices y saben que la felicidad habita en casitas pequeñas porteñas, con el olor del pan, una brisa que pronostica lluvia y un beso despistado. Creo que quiero ser un dictador que obligue a la gente a ser feliz, a pararse a hablar y ser consciente de su potencial, de su mortalidad y de su irrepetibilidad.

Y saltan palabras como «libertad». Podríamos hablar mucho de este tema pero prefiero que me invites a un par de cervezas para hablar de esto porque se me suelta la lengua y la picaresca maquiavélica me poseé. Solo diré que la libertad no existe, que las opiniones encontradas si, que el «tu no me pises y yo tampoco lo haré» suele funcionar…pero también es cierto que: Si tu tienes derecho a adorar a tu amigo imaginario, yo lo tengo a reírme de él.

Y corto aquí, podría seguir pero no quiero. Adoro la complejidad de este mundo, pero me asusta la gente que no la disfruta.

 

Podéis consultar algunas cosillas del suceso y de uno de los autores asesinados AQUÍ y AQUÍ.

 

 

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